Aunque a priori usar una nevera de 220v con convertidor puede parecer una solución económica, tiene muchas desventajas:
Hay usuarios de furgonetas camper y caravanas que, ante la necesidad de disfrutar de una nevera para su vehículo, buscaban en el mercado neveras a 12v desistiendo de adquirirlas al tener estas un precio demasiado elevado, por ello conectaban un convertidor de 12CC-220CA a su batería de servicio para hacer funcionar una nevera convencional, y aunque la nevera inicialmente enfría bien suele tener algunos inconvenientes con este sistema, tanto en fiabilidad como en el consumo y ruido.
Lo primero a tener en cuenta es que el convertidor ha de poder suministrar el pico de arranque del compresor, y para ello se ha de disponer de un convertidor de 1kw, con picos de 2kw para poder suministrar ésta alta intensidad de arranque en unos pocos milisegundos. Y todo ello sólo para manejar unos 50w escasos. (Se han dado casos de éxito en el arranque con equipos de 600w y 1000w de pico, pero no es una garantía.)
Pero no vale cualquier convertidor, aunque los de onda modificada aparentemente van bien, a la larga pueden quemar el bobinado del compresor por sobrecalentamiento de las bobinas, si se usa de manera intensiva.
Luego, vemos que deberíamos de añadir a la compra de una nevera convencional, un convertidor de sinusoidal pura de 1kw con picos de 2kw, y que no es especialmente económico (aproximadamente 400 euros si es de calidad).
Los convertidores suelen llevar un ventilador que se pone en marcha cuando este se calienta por la entrega de potencia, aunque muchos convertidores hacen funcionar ininterrumpidamente este ventilador, siendo una molestia para dormir. Sólo los convertidores de calidad tienen una efectiva regulación de la ventilación.
El consumo de un compresor a través de un convertidor suele ser en la practica un 20% superior a nuestro compresor de corriente continua 12/24V.. Además cuando la nevera para por temperatura el convertidor sigue funcionando, consumiendo y haciendo ruido.
Un compresor a 220v no está preparado para aguantar las inclinaciones, movimiento y vibraciones de un vehículo. Y aunque muchos usuarios han obtenido a corto plazo un buen resultado del mismo ayudados por la suerte, eso no quiere decir que el compresor no pueda clavarse.
El compresor se lubrica con el aceite que reposa en el cárter y es aspirado por una bomba rotativa que es un cilindro hueco que se sumerge en su parte inferior en este aceite, con el movimiento rotatorio y gracias a su diseño aspira ese lubricante y lo distribuye por los componentes del compresor.
Cuando se fabrica un compresor para uso estático (nevera convencional 220v), se añade la mínima de aceite posible para que la bomba pueda aspirarlo (por cuestiones de ahorro en las economías de escala), y esta bomba apenas se sumerge en este lubricante. Si se inclina, el aceite se mueve a un lado del cárter y la bomba se queda sin aceite que bombear. Esto no necesariamente clava el compresor, pero si se compromete la lubricación numerosas veces el pistón puede desgastarse en el alojamiento de su camisa y aumentar poco a poco el consumo a medida que pasen los meses. Y es cuando se suele escuchar aquello de que “la nevera parece que me gasta cada vez mas baterías”
Otro punto a considerar, es que el conjunto del compresor esta soportado dentro de la caja hermética por amortiguadores metálicos que hacen que si se mueve la parte interna no choque con las paredes (si uno agita en sus manos un compresor comprobará que dentro se mueve algo).
En un compresor para uso estático (nevera convencional 220v), esos
resortes están concebidos para ejercer la mínima fuerza con el fin de que esté centrado el conjunto, pero si se mueve, éste choca con las paredes desprendiendo en cada golpe minúsculas porciones de
metal que se mezclarán con el aceite, causando con el tiempo daños en el pistón y aumentando el consumo.
El compresor que instalamos en nuestras neveras está preparado para evitar esos problemas por su abundante carga de aceite Polioléster, un diseño que permite 30º de inclinación permanente (importante en el mercado náutico), y cuatro amortiguadores dimensionados y concebidos para soportar el movimiento y la vibración.
Así, tenemos en un lado de la balanza el coste de un buen convertidor a añadir al de una nevera de 220v, los problemas de ruido y de mayor consumo que ello conlleva, además de una elevada probabilidad de que se queme el compresor, y en el otro lado de la balanza una nevera FRIOBAT de mínimo consumo, elevada fiabilidad, y con 4 años de garantía en el compresor.
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